En mi segunda presentación ante mi nuevo paciente, los nervios me comían pero bueno podía superar esto, tan solo respirar profundo me relajaria...
- Buenas tardes señora Isabel mucho gusto, soy una estudiante de enfermería y por ahora cuidare de usted-dije un poco o demasiado nerviosa.
Por su parte la señora solo me sonrió, ella hablaba quechua y a duras penas entendí su saludo en el que me decía que esta un poco mejor pero que casi muere por que se sentía demasiado mal.
Toda la tarde estuve junto a ella tomándole las funciones vitales (temperatura, presión sanguínea, frecuencia respiratoria y pulso), ella estaba muy tranquila y sobre me mostraba una confianza como si me conociera desde ya hace mucho tiempo.
Esa mujer de nombre tan bonito Isabel, me recordaba a mi abuela que recientemente murió, tenia esa misma mirada que ella solía lanzarme cuando la cuidaba, sus manos eran tan iguales con esa artritis que también tenia mi querida abuela, en fin esa mujer me recordaba a mi abuela y este simple echo hizo que la quisiera en ese instante.
La conocí un 24 de diciembre a un día de Navidad, tenia pensado cuidarla mucho mas tiempo, me imaginaba que pasaríamos horas platicando sobre sus historias como solía hacerlo con mi abuela, me imaginaba como es que le daría de comer por que no era capaz de hacerlo sola, me imaginaba tanto junto a una mujer de la cual solo sabia el nombre.
Cuando mi tiempo termino me despedí de ella deseándole que pasara una linda navidad en el hospital junto a sus seres queridos, me acerque a ella y con un esfuerzo inmenso la señora Isabel se me acerco y me abrazo diciendo me en su idioma que le había robado el corazón por que le recordaba a la nieta que ella había perdido, me decía también que estaba triste por que en un instante le había robado el corazón y que ahora me iba con su corazón en las manos.
Como describir lo que mi pequeño corazón sintió en ese instante, tal vez las lágrimas que salieron de mis ojos en ese instante lo describían perfectamente; sin perder un segundo mas yo correspondí a su abrazo, le di cuantos besos se me permitieron darle y le decía que regresaria pronto para cuidarla.
A inicios del semestre me empecé a arrepentir de lo que estaba estudiando, aparte de que es demasiado sacrificado, no tendría tiempo para mi; y si tendria mi familia estaria demasiado tiempo lejos de ellos; pero es que el abrazo de una persona que conocí en un día me hizo cambiar de idea.
Regrese pasando dos días, al fin volvería a ver a mi querida señora Isabel. Me apresure al ir a su habitación, entre como quien queriendo darle una sorpresa, pero vaya que la que se llevo una enorme sorpresa fui yo... mi señora no estaba en su cama, vi al rededor donde estaban los otros pacientes y uno de ellos me dijo que la habían trasladado a "Medicina B"... sin señales de estar presente en este mundo me acerque a la señorita encargada y pregunte que había pasado con la señora de la cama 103... "La señora Isabel desarrollo una neumonía y fue trasladada de emergencia, no se da muchas esperanzas". No creí que mi corazón volviera a sentir esa sensacion en la que se rompe en mil pedazos y pareciese que poco a poco mi respiración se apagara y la voz se me esfumara.
No tenia mas ánimos para seguir pero unas palabras duras me
dieron contra la pared...
- Así es acostumbrate, no te encariñes con los pacientes, en un abrir y cerrar de ojos se nos van.
Me limite a responder como siempre suelo hacerlo, solo que esta vez me dolió mucho aceptar que querer a alguien también implica sufrir.
Hoy desconozco como es que se halla mi señora Isabel, ruego a Diosito que la cuide mucho y espero que antes que ella decida irse me permita verla aun que sea un ratito... para decirle lo que ese día calle:
Mi señora Isabel, usted también se ha quedado con un pedazo de mi corazón, me recuerda tanto a mi abuela, a la que pude haberle dado mas cariño, mas amor cuando aun estaba viva... Mi señora Isabel cuidese mucho que yo rezare por usted.
domingo, 4 de enero de 2009
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